La OMS incluirá en su Clasificación Internacional de Enfermedades de 2022 el agotamiento profesional o síndrome del trabajador quemado (‘burnout’).Este síndrome, vinculado al estrés crónico en el trabajo, ya figuraba en el catálogo anterior (de 1990). Pero en los problemas asociados a la dificultad en el control de la vida. Ahora, se le reconocerá como una dolencia que se puede diagnosticar, abordar y contemplar en caso de incapacidad o baja.

Cansancio emocional y físico

El síndrome del trabajador quemado es un trastorno psicológico que afecta a los trabajadores. Se trata de un estado de estrés laboral, de cansancio extremo -emocional y físico-, que produce una disminución del rendimiento.

Los afectados van perdiendo interés en lo que hacen, sentido de la responsabilidad, actúan con indolencia y pueden padecer depresiones. Hay que tener en cuenta que no es un proceso rápido, sino paulatino. Suelen pasar entre 5 – 8 años hasta que el trabajador lo desarrolla.

Según los expertos, el síndrome de trabajador quemado afecta al 10% de trabajadores y, en casos muy graves, al 5%. No obstante, es probable que esté infradiagnosticado. Aunque se describió por primera vez en 1969, hasta los 90 no se consensuaron sus causas y efectos.

Factores de riesgo

En líneas generales, el síndrome del trabajador quemado afecta a las personas más comprometidas con su trabajo. Y que se dedican a la atención a otras personas, como personal sanitario. Otros factores de riesgo son:

  • Fuerte identificación con el trabajo. No hay equilibrio entre la vida laboral y personal.
  • Asunción de funciones y tareas que no se corresponden con el puesto de trabajo.
  • Prestación de servicios directamente con clientes. Médicos, enfermeros/as, trabajadores sociales, docentes,…
  • Falta de control –o poco control- sobre el trabajo.

Cuando la persona afectada no sabe o no puede gestionar esta situación de estrés y agotamiento, siente soledad e impotencia. Reacciona con apatía e indiferencia, como mecanismo de protección. Experimenta sentimientos y actitudes negativas hacia su trabajo y las personas relacionadas con el mismo, como los clientes. Y baja su productividad.

No obstante, en algunos casos sucede lo contrario. El trabajador tiene sentimientos de culpa y reacciona comprometiéndose más en su trabajo. Con lo que empeora la situación y sus síntomas.

Abordar el síndrome del trabajador quemado

Si no se trata debidamente, el síndrome del trabajador quemado puede derivar en otros problemas. Como el abuso de alcohol y otra sustancias, insomnio, migrañas, malas relaciones personales, ansiedad, infartos y problemas cardiovasculares, colesterol alto, diabetes, obesidad o pérdida de peso,…

Si sufres el síndrome del trabajador quemados, debes abordar la enfermedad desde varios frentes. Y buscar ayuda de un experto y apoyo en familiares, amigos y compañeros.

Como consejos generales, identifica los factores estresantes y evalúa las opciones que tus superiores y el equipo de trabajo. Quizás haya que valorar una excedencia o baja, o el cambio de puesto, ubicación… o de empresa. Si las relaciones con compañeros o clientes se han deteriorado a causa de la apatía, una actitud más cínica,… hay que reconducirlas.

Es necesario hacer pequeños descansos o pausas durante la jornada, y pasar tiempo fuera de la empresa.También es bueno hacer algo de ejercicio, como caminar o montar en bici. Ayuda a controlar el estrés y nos permite desconectar del trabajo.