La piel suele ser la gran olvidada de la ‘operación bikini’. Cuando llega el buen tiempo, nos preocupamos por adelgazar y estar en forma. Y a veces dejamos de lado el órgano más extenso del cuerpo. Por eso, vamos a subsanar ese despiste y a dar unos sencillos consejos para preparar la piel para el verano.

Lo primero que hay que señalar es que el objetivo no es broncearse, sino evitar que la piel resulte dañada.

Las exposiciones prolongadas a los rayos UVA y UVB del sol provocan envejecimiento prematuro, manchas y deshidratación. Y a largo plazo, problemas más graves como el cáncer de piel.

Por eso, debemos proteger nuestra piel correctamente, como veremos más adelante.

Revisión

Tras varios meses sin dejarla al aire, nuestra piel puede estar apagada y presentar granitos, manchas, ronchas y otros problemas. Y hasta que no nos quitamos definitivamente el jersey, no nos damos ni cuenta.

En primavera, además, puede estar más sensible y reaccionar de forma exagerara incluso a los productos y tratamiento habituales.

Por lo tanto, el primer paso para preparar la piel para el verano es visitar al dermatólogo. Le pediremos que revise las manchas, lunares, reacciones alérgicas, etc. y nos paute un tratamiento, si es necesario.

Mucho ojo si estamos siguiendo algún tratamiento anterior. Con algunos –ya sea en crema o pastillas- no se puede tomar el sol. Pero debes consultar con el médico si puedes suspenderlo.

Alimentación

Deberíamos comer cinco raciones de fruta y verdura al día durante todo el año. Aunque nunca es tarde para empezar a cuidarse y a preparar, de paso, la piel para el verano.

Además, hay una serie de aliados para broncear la piel. Como las frutas y verduras ricas en licopeno, betacaronteno y Vitamina C. Las distinguirás por su color: tomate, sandía, zanahoria, calabaza, melocotón…

Exfoliación

El siguiente paso es una buena exfoliación corporal y otra facial. Así se eliminan las impurezas y células muertas y se renueva la epidermis. Y la piel será más receptiva al resto de tratamientos y al sol.

La primera puedes realizarla una vez por semana o cada dos, poniendo especial énfasis en los codos, rodillas y espalda. Para el rostro es suficiente una exfoliación al mes.

Dependiendo del estado de tu piel, puede que necesites acudir a tu centro de estética. Al menos para la primera sesión.

Hidratación

Aunque siempre es necesario hidratar la piel, ésta absorberá mejor los componentes de una buena crema después de la exfoliación.

Hay que elegir la adecuada a cada tipo de piel, y utilizar productos distintos para la cara y el cuerpo. A veces es necesario utilizar algún producto específico para los talones y pies, cuya piel sufre mucho cuando pasamos del calzado cerrado al de verano.

Depilación

A la hora de preparar la piel para el verano, una buena depilación también es fundamental. Elige el método que te resulte más cómodo y práctico, pero ten en cuenta dos cosas. La primera, mantén la piel bien hidratada.

La segunda, no exponer tu piel inmediatamente al sol si te estás sometiendo a algún procedimiento de láser o fotodepilación. Mejor suspéndelo durante los meses de verano.

Protección

Ya hemos mencionado lo perjudiciales que son los rayos del sol son para la salud de la piel. Por ello, es fundamental protegerla adecuadamente cuando vamos a la playa o a la piscina. Y –muy importante- cuando hagamos actividades o deporte al aire libre.

Nuestra piel también sufre las agresiones de los rayos ultravioletas cuando estamos en la ciudad y salimos a dar un paseo, por ejemplo. Una situación en la que solemos descuidarnos y no usar protección.

¿No te has fijado en el peculiar bronceado que tienen las personas que salen mucho a caminar? Se les nota la marca de la camiseta y tienen manchas y quemaduras en el escote.

En la actualidad hay cremas pensadas para las radiaciones solares urbanas, que permiten aplicar después otros tratamientos y el maquillaje.

Elige una marca de calidad, y ten en cuenta posibles alergias, sensibilidades, etc. Date siempre una buena cantidad de producto y repite a menudo la aplicación.

Recuerda que los productos con FPS de 2 a 10 son de baja protección. Los que van de 15 a 20 son de protección media. Y los que tienen entre 30 y 50 son de protección alta.

Si sales a caminar o hacer deporte, elige un protector resistente al sudor y al agua. Los niños, por su parte, necesitan productos pediátricos con una protección muy alta.

Por último, al preparar la piel para el verano, te en cuenta que el mejor bronceado es el que mantiene nuestra piel sana.