¿Tienes diabetes? ¿Vas a coger un avión? Entonces debes seguir una serie de recomendaciones para viajar con seguridad. Tanto a la hora de tomar el transporte, como de adaptarte a otro país con diferente huso horario y climatología. Arpovechando que nos hemos unido al movimiento #cerohipoglucemias te traemos esta recopilación de consejos para que viajes tranquilo.

 

Objetivo Cero Hipoglucemias

El equipo de Medblog se une al movimiento #cerohipoglucemias para apoyar un mayor y mejor diagnóstico y control de la enfermedad. Te presentamos el proyecto, que está impulsado por Novalab, para que te unas tú también.

En principio, tener diabetes no es un impedimento para viajar. Salvo que pases por un período inestable en el control de la misma o padezcas una enfermedad intercurrente.

Pero debes tomar una serie de precauciones y preparar con tiempo la documentación y las dosis necesarias de medicamentos.
 

Asistencia sanitaria

Si planeas viajar con diabetes, consulta si el país de destino tiene acuerdo de asistencia sanitaria con España. Si está en la UE, solicita la tarjeta sanitaria europea.

De no ser así, tendrás que hacerte un seguro médico de viaje. En este caso, infórmate bien de los trámites que debes realizar para ser atendido en tu destino.

Graba los números de asistencia en tu móvil. También puedes apuntar la dirección del centro médico en unas tarjetas, por si tienes que coger un taxi o dar indicaciones para llegar.

Es imprescindible que lleves un informe de tu médico que acredite que padeces diabetes. Y que debes llevar contigo la medicación y dispositivos que precises: medidor de glucosa, lancetas, bolis y bombas de insulina…

Ojo. Si vas a viajar con diabetes a un país de habla no hispana, también debe estar redactado en inglés. Puede que necesites también otro tipo de identificación, tipo carnet, pulsera, medalla,…

 

Subir al avión

Respecto al material de tratamiento, lleva el necesario para los días de vacaciones, si no son muchos. Es más: puede que necesites duplicar las dosis, como precaución en caso de pérdida, retrasos, etc.

A la hora de viajar con diabetes en avión, la insulina y materiales de tratamiento deben ir contigo en cabina. Y también debes llevar un kit de glucagón.

Los medicamentos deben estar etiquetados con el nombre que aparece en el pasaje del avión. Además, las jeringuillas e inyectores han de ir en su embalaje original.

Todo debe ir acompañado de las recetas médicas que justifiquen su uso. Asegúrate de que el nombre que consta en la receta coincide también con el del billete.

Es importante que vayas al aeropuerto con tiempo suficiente, ya que van a pararte, revisar el equipaje, comprobar la documentación…

Puede que el personal no esté familiarizado con algunos dispositivos de seguimiento de la glucosa. Para evitar problemas, recuerda llevar siempre la receta.

Tampoco está de más, en caso de que surja algún malentendido, armarse de paciencia y mantener la calma. Intenta que el estrés no te afecte. Si la cosa sube de tono, solicita hablar con el Supervisor de Seguridad.

Si llevas bomba de insulina, puedes solicitar una inspección visual o con el detector de mano, en vez de pasar por el arco. Pero advierte antes de que no puedes quitarte la bomba.

 

Horario y clima

Antes de viajar con diabetes, visita a tu médico para ajustar bien el tratamiento. El especialista adaptará la pauta en función de la salida y duración del viaje y la diferencia horaria.

En general, la pauta se ajusta con insulina rápida cada 6 horas, porque su manejo es más sencillo, al ser de corta acción, y permite una adaptación dietética mayor.

En este sentido, presta atención al etiquetado de los alimentos que consumas. Sobre todo si son distintos a los que tomas habitualmente. En algunos países varían además las especificaciones sobre el contenido en hidratos de carbono.

La climatología es otro factor a tener en cuenta en el control de la diabetes. Primero, porque el calor puede deteriorar el material. Segundo, porque las altas temperaturas y el incremento de la actividad física pueden provocar deshidratación.

Llevar una nevera portátil para conservar la medicación puede ser una buena idea. En el segundo caso, bebe agua con frecuencia, aunque no tengas sed -¡y siempre embotellada!-.

Recuerda que en vacaciones es preciso medir la glucemia con más frecuencia, para realizar los ajustes precisos.