El consumo de cannabis (Cannabis sativa) para tratar determinadas dolencias genera controversia. Pero cada vez está más extendido. Y existen grupos de investigadores, médicos y pacientes que defienden los usos terapéuticos de la marihuana y su regulación medicinal.

Esta reivindicación se basa en la capacidad analgésica y para mitigar el dolor de dicha planta, que permite que determinados enfermos puedan vivir mejor.

Así, entre los usos terapéuticos de la marihuana destaca el tratamiento paliativo de pacientes terminales. También el abordaje de los efectos secundarios de la quimioterapia, ya que induce el apetito, ayuda a reducir la pérdida de peso y mitiga las náuseas y vómitos.

Algunos países permiten su prescripción médica para tratar enfermedades neurodegenerativas, porque atenúa problemas motores como espasmos o temblores. Y el uso del cannabis también puede ser útil en dolencias con procesos inflamatorios, como la artritis o la psoriasis.

Proposición No de Ley

La utilización del cannabis con finalidad terapéutica es legal en la mitad de los estados de EEUU, Alemania, Finlandia o Italia. Pero no en nuestro país. El consumo en ambientes privados no está penado, pero la distribución sí.

Paradójicamente, España sobresale por sus investigaciones científicas sobre las propiedades, beneficios y el empleo medicinal de esta planta.

Quizá el caso más llamativo sea el de José Antonio Martínez Orgado, responsable del servicio de Neonatología del Hospital Universitario Clínico San Carlos, que está estudiando sus efectos sobre las lesiones cerebrales de los bebés que sufren asfixia en el parto. Un problema que provoca la muerte de un millón de recién nacidos al año.

El pasado febrero, el debate sobre el cannabis terapéutico llegó al Congreso de los Diputados. Ciudadanos presentó una Proposición No de Ley para que el Gobierno avanzara en su regularización. Esta iniciativa contó con el asesoramiento y apoyo del Observatorio Español de Cannabis Medicinal.

Otros partidos, como Podemos y ERC, apoyan la regularización, mientras que PSOE y PNV se muestran ambiguos. El PP se opone, pero el portavoz popular en el Parlamento de Cantabria, Eduardo Van den Eynde, publicó una carta en la que defendía la legalización para tratamientos como el del cáncer, que él mismo padece.

Uso medicinal vs. recreativo

Una de las trabas a la investigación sobre los usos terapéuticos de la marihuana es el lastre del consumo recreativo.

El cannabis es la droga ilegal más consumida en el mundo, y su abuso causa efectos negativos en la salud. Por ello la creencia generalizada es que el tratamiento médico consiste en “fumarse un porro”. O que se trata del primer paso para legalizar la marihuana.

A la controversia social y legal hay que sumar un problema económico: la inversión en investigación. Estamos hablando de una planta. Por lo tanto, las empresas farmacéuticas -capaces de asumir ese gasto- no pueden patentar nada, salvo algunos preparados.

Buscando información

Ante este panorama, son los propios enfermos quienes buscan información sobre los tipos y efectos de la marihuana. Y experimentan con sus derivados (aceites y preparados) y dosis.

Esta planta presenta una gran diversidad de quimiotipos, en función de las proporciones de sus principios activos (cannabinoides). Los dos más relevantes son el cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC).

El primero produce efectos anti-inflamatorios y anticonvulsivantes. Pero también impide algunos efectos psicoactivos no deseados del THC, como psicosis, ansiedad y descoordinación.

Los enfermos que prueban los usos terapéuticos de la marihuana no pretenden experimentar la psicoactividad, porque interfiere en su vida cotidiana. Lo que buscan es mejorar su calidad de vida.

El uso del cannabis como tratamiento pasa por dejar de lado el tema lúdico y centrarse en la investigación y el control sanitario, para garantizar la calidad de los productos y el control de acceso. Además, hablamos de una medicina. Por tanto, debe haber un médico que lo apruebe.

La evolución del cultivo de marihuana

Pese a toda la controversia que desata el tema, el cultivo de marihuana vive un auge en lo que a evolución genética y tratamientos para fomentar su crecimiento concierne. Prueba de ello son los cultivos hidropónicos que permiten sembrar «sin suelo»o los avanzados fertilizantes orgánicos que comercializan marcas especializadas como María Green que permiten mejorar la cantidad y calidad de la cosecha.