La mirada transpersonal, añade o tiene en cuenta a la persona como un ser dotado de un mundo interior con capacidad de trascender, por lo que entiende que nos constituye una parte o centro interior que nos conecta con la experiencia de la liberación y el encuentro con nosotros mismos. En este enfoque, o teniendo en cuenta este enfoque en una terapia integradora, se busca alinear a la persona con: su propósito, su voz interior, abriéndose a la posibilidad de transformar su vida y a sí mismo.

Este enfoque terapéutico no pretende convertirse en un camino entre algodones. El proceso implica mirar nuestros fantasmas… repasar nuestras heridas e historias vitales… Primeramente, integrar nuestra persona y así, una vez limpio el cáliz, poder conectar y experimentar la experiencia de unidad, resonando con nuestro corazón-centro profundo-alma-intuición, quienes somos verdaderamente.

Se trataría de un proceso de cuidar y rescatar lo que ya existe en origen…como emprender un viaje en busca de un diamante que todos llevamos dentro…pero que, por haberlo descuidado y no prestado el cariño que merecía, parece que no brillase, aunque realmente siempre está y ha estado. La terapia transpersonal, por tanto, se trataría de un viaje de encuentro con uno mismo, de ampliación de la conciencia, de transformación personal y vital.

Los temas centrales a explorar o que suelen acontecer de forma natural suelen ser: ¿qué tiene sentido para mí?, ¿qué dolor arrastro y cómo puedo elaborarlo para transformarlo también en crecimiento, luz y amor?, ¿cómo puedo tener un camino en mi vida de más gratitud y satisfacción personales?, ¿cómo puedo encontrar amor dentro de mí para procurar transformar mi vida y poder influir en mi entorno?, ¿qué necesito y quiero, quién soy realmente..?

La terapia transpersonal, encuadrada en una psicoterapia, se facilita en unas sesiones profesionales en un clima de respeto, no juicio y aceptación incondicionales.

La propia persona es la protagonista de su proceso, el ritmo y la forma se va adaptando a ella, ya que es necesario que sea la persona la que vaya recorriendo su camino y el terapeuta sirva de espejo o facilitador. Normalmente se emplea la introspección, estados meditativos y el trance hipnótico, para poder conectar con lo más profundo de uno mismo… más allá de lo que creemos, sabemos a priori, etc. Facilitándose, a través de la ampliación de conciencia, una óptima conexión con nuestra naturaleza sagrada y sabiduría interiores.

Está surgiendo realmente mucha demanda de este estilo de procesos personales; puede que, en parte, debido a que en la sociedad actual a pesar de haber alcanzado un statu quo a nivel de necesidades básicas, parece que se ha dejado de lado la relevancia que tiene para nuestra salud y bienestar general, el cultivo interior y la auténtica felicidad… más allá de una vida pre-programada y dirigida por cánones sociales, las ideas transmitidas por la publicidad y los medios de comunicación sobre cómo nuestra vida debería ser y funcionar según un supuesto ideal establecido para todos por igual. Parece ser cada vez más personas comienzan a buscar como una opción ir a lo profundo para encontrar la verdadera riqueza y realización personales, integrada en una vida adaptada a nuestro ritmo de vida y necesidades actuales.