Procesiones, largas caminatas, horas de espera sin asiento, zapatos nuevos, calor… Durante estos días nuestros pies se ven sometidos a un gran esfuerzo.

Ya seas costalero, penitente o esperes el paso de los cortejos en la calle, es importante cuidar los pies en Semana Santa para prevenir molestias y lesiones.

Para ello, lo primero es llevar un calzado adecuado y de buena calidad. Mejor de piel, para que el pie pueda transpirar. Y sujeto al empeine con cordones.

La suela debe ser gruesa, flexible y de goma (o antideslizante) para evitar resbalones por culpa de la cera. Así lo indica el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos en su decálogo para cuidar los pies en Semana Santa.

Debemos desterrar la costumbre de estrenar zapatos el día de la procesión para pasar horas de pie o caminando. Hay que usarlos unos días antes para darlos de sí y que se amolden a nuestros pies.

El CGCOP recomienda comprar los zapatos por la tarde, cuando los pies están más hinchados. Si llevan tacón, no debe superar los 4 centímetros para las mujeres y los 2 centímetros para los hombres.

Cuando la Hermandad pida un tipo de calzado concreto, debemos aplicar el mismo truco y utilizarlo y adaptarlo con anterioridad.

De nuestra talla

Para cuidar los pies en Semana Santa es importante elegir un calzado que se ajuste a nuestra talla.

Utilizar zapatos demasiado apretados o grandes favorece la aparición de ampollas, heridas e infecciones debido al roce. Además de un intenso dolor de pies.

Asimismo, podemos evitar las rozaduras si nos ponemos unos calcetines cómodos -que no sean nuevos- y sin costuras. Las cremas anti-rozaduras también pueden ayudar.

Estos consejos son importantes cuando hay niños. A veces les compramos zapatos y calcetines un poco más grandes, ante el previsible crecimiento. O nos empeñamos en no ponérselos hasta el Domingo de Ramos, cuando es costumbre estrenar algo.

En las procesiones

¿Participas en una procesión? En este caso, el CGCOP aconseja no salir descalzo. El motivo es “la cantidad de riesgos de heridas e infecciones a las que se exponen los pies”.

No obstante, si decides hacerlo, tienes que seguir dos consejos para cuidar los pies en Semana Santa.

Antes de salir, debes hidratar y nutrir los pies con una crema que contenga urea, para mantenerlos flexibles. Y cuando regreses, lavarlos muy bien.

Para ello, date un baño de contraste, alternando agua fría y tibia para reducir la hinchazón. Después sécalos muy bien, con especial atención a los espacios entre los dedos.

Si has salido descalzo, lava tus pies con antiséptico (povidona yodada), deja que actúe 5 minutos y aclara después con agua tibia.

Date un masaje con una crema hidratante y descansa con los tobillos en alto, para favorecer el retorno de la circulación.

Controla la aparición de ampollas o de uñas negras –provocadas por los pisotones-. Ambos casos deben ser tratados por un podólogo.

Cuidado con las primeras: no debemos pincharlas, ni tratarlas con remedios caseros. A la espera de la consulta, las curamos con antiséptico y las cubrimos con una gasa.

Si sales a ver procesiones como espectador, no es bueno permanecer de pie durante mucho rato. Cuando no puedas evitarlo –la mayoría de las veces-, alterna el pie de apoyo y ponte de puntillas de vez en cuando. Así reactivarás la circulación.